miércoles, 15 de junio de 2011

Cambios de humor

Acomodarte al espacio físico requiere muchos reajustes de tu parte, pero es posible que lo que más te preocupe sea lo que está pasando dentro de ti y que no sabes explicar. De repente, empiezas a sentir que no se te comprende, sobre todo tus padres, causándote este nuevo sentimiento gran perplejidad y malestar porque tal vez lo interpretes como que te estás volviendo "una persona rara". O tienes repentinos cambios de humor sin saber el origen: desde la euforia total, pasando por la apatía y la desgana, a la nostalgia y tristeza más profundas. Esto te ocurre porque a la madurez física viene a sumarse la madurez emocional  y empiezas a relacionarte de otro modo con la gente que te rodea. Tus necesidades ahora son otras: necesitas que te den libertad, pero no demasiada; necesitas aún que te guíen, peo sin asfixiarte.
Sentirte incomprendido forma parte de los cambios internos de los que hablábamos antes. Por un lado, eres ya lo suficientemente mayor como para tomar decisiones por ti mismo, pero aún te cuesta dejar la niñez. Esto produce mucha tensión con tus padres, quienes pueden tener dificultades, a su vez, para hacerse a la idea de que ya no les necesitas como antes. En realidad, lo que está ocurriendo es que te vas haciendo independiente, lo cual es muy saludable para todos. Pra ellos no es fácil tampoco adaptarse al nuevo espacio físico y mental que ocupas porque por muchos años que cumplas seguirás siendo su hijo.
Otras emociones pueden deberse a los importantes cambios hormonales. La timidez, por ejemplo, nace de la poca confianza que tenemos en nuestro aspecto: un rostro con acné, brazos y piernas más largos de lo habitual, pelo grasiento y un cuerpo voluminoso te restan seguridad y sientes que a nadie les gustas y te miran como a un patito feo.

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